martes, 22 de mayo de 2018

Esos maravillosos términos.

Ni que decir tiene que nos hacemos el lío padre con términos como dispensación, indicación farmacéutica o atención farmacéutica por nombrar algunos. Es hora de aclararse y poner cada cosa en su lugar ("a guardar, a guardar...").

Entendemos la dispensación como el servicio profesional del farmacéutico cuyo objetivo está encaminado, tras una evaluación previa individual, a que los usuarios reciban y utilicen los medicamentos con conocimiento, es decir, de forma adecuada a sus necesidades, a las dosis precisas y durante el tiempo adecuado, con la información suficiente para hacer un buen uso del fármaco. Podríamos decir que su objetivo primordial es que el fármaco se use de forma racional, o lo que es igual, que se administre cuando se necesite, que se administre a las dosis que permitan su efectividad (dosis terapéuticas) y que se administre el tiempo establecido para la patología en cuestión.

Sabemos que los fármacos no deberían fallarnos, porque tienen la calidad suficiente que nos confirma un control de las materias primas, proceso de elaboración, etc., la eficacia necesaria para que supongan una mejoría en el estado de salud del paciente, y la seguridad para ser efectivos sin ser tóxicos, aunque de ésta última nosotros seremos parte responsable. Un fármaco a dosis subterapéuticas no tiene razón de ser, es lo mismo que no tomarlo respecto a los beneficios que podríamos estar obteniendo... que no serían ningunos. Sin embargo, estaríamos dando, por ejemplo, trabajo innecesario a nuestro hígado, y no hay necesidad...
Ya veremos que ésta es la Farmacología ideal, y que encontraremos nubes negras en el camino que no dejen que esto sea siempre tan sencillo...

Para no olvidar el objetivo de este post y no liarnos más que al principio sigo con el siguiente maravilloso término: indicación farmacéutica.
La indicación farmacéutica se trata de un servicio profesional prestado ante la demanda de un paciente o usuario que llega a la farmacia sin saber qué medicamento debe adquirir y solicita al farmacéutico el remedio más adecuado para un problema de salud concreto. El usuario no sabe lo que necesita, solo nos puede contar qué le sucede.
Si el Servicio requiere la dispensación de un medicamento, se realizará de acuerdo a la definición de dispensación que vimos al principio, aunque puede no requerirlo, ser derivado al médico o necesitar otro tipo de actuación no farmacológica, por ejemplo un cambio en la dieta, o un cambio en alguna rutina no adecuada.

En último lugar os hablaré del seguimiento farmacoterapéutico. 
Este es el Servicio profesional que tiene como objetivo la detección de problemas relacionados con medicamentos (PRM), para la prevención y resolución de resultados negativos asociados a la medicación (RNM). Este Servicio implica un compromiso, y debe proveerse de forma continuada, sistematizada y documentada, en colaboración con el propio paciente y con los demás profesionales del sistema de salud, con el  fin de alcanzar resultados concretos que mejoren la calidad de vida del paciente.
Más adelante profundizaremos algo más en este seguimiento. Aunque será un servicio realizado por los farmacéuticos, el técnico puede aportar datos, consultas bibliográficas, etc. y colaborar con este servicio. Todo dependerá de vuestra formación y buen hacer...

Animáos a conseguirlo!

Hasta la próxima.

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